Enzimas
21/07/2021, Escrito por Francisco Puertas Bernal (Naturópata-Acupuntor)
Interesante artículo sobre ENZIMAS de nuestro compañero de ADEATA Francisco Puertas.
En todo organismo vivo hay miles de enzimas que están actuando constantemente en cada momento de la vida.
Las enzimas son las verdaderas químicas de la naturaleza, pero ellas no experimentan alteraciones en esos procesos. Son verdaderas especialistas cumpliendo cada una de ellas con la función que le ha encomendado la propia naturaleza.
Las enzimas no actúan aisladas, sino en colaboración con otras.
Los seres humanos y los animales se morirían de hambre teniendo suficientes alimentos si no fuese por las enzimas; ya que ellas son las responsables de la degradación de los alimentos.
Ejemplo: si masticamos durante unos minutos un trozo de pan, notaremos un sabor dulce en la boca, esto ocurre porque las enzimas de la saliva; la ptialina y la alfa amilasa se encarga de desdoblar el almidón del pan en otros polisacáridos y transformarlos en glucosa.
Las enzimas las produce el propio organismo y generalmente se componen de proteínas, gozando de constantes renovaciones por el deterioro de las mismas.
Cuando el ser humano está sano, dispone de todas las enzimas suficientes, pero cuando está enfermo, las necesidades enzimáticas aumentan, siempre que haya riesgo para la salud, ó, sobrecarga para el organismo de sustancias nocivas.
Cuando hay una inflamación, el organismo requiere una mayor cantidad de enzimas para destruir los tejidos degenerados por la inflamación y al mismo tiempo crear espacios suficientes para las nuevas células que se van regenerando y de esta manera acelerar el proceso de cicatrización en caso de heridas o lesiones por traumatismos (fracturas, esguinces, contusiones, etc,).
Si no tuviese el ser vivo enzimas, estaría en total indefensión frente a los ataques continuos de los agentes patógenos, del efecto perjudicial creciente de las sustancias contaminantes del medio ambiente, la agresión constante de los detritus metabólicos, la mala alimentación, etc.
Las enzimas son indispensables para los mecanismos de defensa del sistema inmunitario y para los mecanismos naturales de autocuración.
Las enzimas posibilitan la defensa inespecífica a través de la activación de los macrófagos, como su nombre indica, los macrófagos son fagocitos de gran tamaño que se caracterizan por su capacidad especial de reconocer en el organismo una presencia extraña, nociva, y, rodearla para destruirla posteriormente, todo ello con la ayuda de las enzimas especiales.
Todas las enzimas cumplen distintas funciones. Unas atacan a los agentes patógenos, otras, a las células cancerosas, las hay que producen anticuerpos específicos que se fijan a las bacterias, también degradan sustancias químicas nocivas para que puedan ser destruidas por los mecanismos de defensa.
CUANDO EL ORGANISMO PROVOCA SU PROPIA ENFERMEDAD
Nada es perfecto, incluso la naturaleza comete fallos. Cuando esto ocurre en el sistema inmunitario se afectan sus propias células u órganos y se perturba el organismo. Esto sucede cuando después de una infección ciertas células del organismo experimentan una degeneración.
Aún no se sabe con exactitud cómo tiene lugar este proceso; en cualquier caso se producen anticuerpos contra estas sustancias (células degeneradas por la infección), “sustancias extrañas-antígenos” que forman un inmunocomplejo; este inmunocomplejo se adhiere a las células degeneradas desencadenando una reacción inflamatoria que destruye a la vez el inmunocomplejo adherido a las células, dando lugar a la formación de nuevos inmunocomplejos instaurándose así un círculo vicioso.
En estos casos tienen gran importancia la administración de enzimas ya que estas evitan la formación de nuevos inmunocomplejos al tiempo que destruyen los ya existentes.
ENZIMAS E INFLAMACIONES
Hay que reforzar el organismo en lugar de combatir los síntomas, aunque si se complementa mucho mejor. Combatir los síntomas y reforzar el organismo.
Parece que existe un error difícil de eliminar. Muchas personas creen que la inflamación es nociva. Pero es un concepto erróneo, lo cierto es que la inflamación constituye un medio muy importante a disposición del sistema inmunitario, y es oponerse a la proliferación de bacterias, virus y otras sustancias tóxicas. ¿cómo lo hace?: a través del aumento de la temperatura que provoca esa inflamación y de un aporte adecuado de enzimas proteolíticas que degraden esos virus, bacterias y tejidos lesionados. Para que este fenómeno tenga éxito, se requiere un aporte adecuado de dichas “enzimas proteolíticas”, más de las que puede generar un organismo envejecido o debilitado, ya que estas enzimas proteolíticas ayudan al organismo a defenderse, de las agresiones exógenas o endógenas degradando el producto resultante de las reacciones inflamatorias para que los macrófagos las consideren células extrañas y las fogociten quedando libre de estas proteínas; producto resultante de la inflamación.
Un ejemplo de ello lo vemos en lRA (insuficiencia renal aguda), la cual se produce entre otras causas por gomerulonefritis debido a una reacción inmunitaria anormal que lesiona los glomérulos. Alrededor del 95% de los pacientes con glomerulonefritis se produce de 1 a 3 semanas después de una infección en otro lugar del cuerpo generalmente provocada por determinados tipos de estrptococos betahemolíticos del grupo A; o sea, una amigdalitis estreptocócica, faringitis estreptocócica, dermatitis estafilococíca e incluso hasta una urticaria de la piel.
No es la primera infección la que provoca la infección renal, sino el desarrollo en las semanas siguientes de anticuerpos frente a los antígenos estreptocócicos que por causa de la reacción forman complejos inmunitarios insolubles que quedan atrapados en los glomérulos, sobre todo en la membrana basal. Cuando el inmnocomplejo se ha depositado en los glomérulos, muchas de las células de estos comienzan a proliferar en especial las de la estirpe epitelial y mesengial provocando que surgan otros nuevos inmunocomplejos creándose así una reacción en cadena que puede dar lugar a una insuficiencia renal irreversible. Para evitar este problema es necesario un aporte de enzimas proteolíticas que destruyan los inmunocomplejos, y, así evitar una reacción inflamatoria en cadena que pueda lesionar el riñón.
¿Dónde se encuentran estas enzimas?, en la piña, la papaya, los cítricos como el limón, naranjas, aguacates, frutos secos, etc.
Las enzimas son las verdaderas químicas de la naturaleza, pero ellas no experimentan alteraciones en esos procesos. Son verdaderas especialistas cumpliendo cada una de ellas con la función que le ha encomendado la propia naturaleza.
Las enzimas no actúan aisladas, sino en colaboración con otras.
Los seres humanos y los animales se morirían de hambre teniendo suficientes alimentos si no fuese por las enzimas; ya que ellas son las responsables de la degradación de los alimentos.
Ejemplo: si masticamos durante unos minutos un trozo de pan, notaremos un sabor dulce en la boca, esto ocurre porque las enzimas de la saliva; la ptialina y la alfa amilasa se encarga de desdoblar el almidón del pan en otros polisacáridos y transformarlos en glucosa.
Las enzimas las produce el propio organismo y generalmente se componen de proteínas, gozando de constantes renovaciones por el deterioro de las mismas.
Cuando el ser humano está sano, dispone de todas las enzimas suficientes, pero cuando está enfermo, las necesidades enzimáticas aumentan, siempre que haya riesgo para la salud, ó, sobrecarga para el organismo de sustancias nocivas.
Cuando hay una inflamación, el organismo requiere una mayor cantidad de enzimas para destruir los tejidos degenerados por la inflamación y al mismo tiempo crear espacios suficientes para las nuevas células que se van regenerando y de esta manera acelerar el proceso de cicatrización en caso de heridas o lesiones por traumatismos (fracturas, esguinces, contusiones, etc,).
Si no tuviese el ser vivo enzimas, estaría en total indefensión frente a los ataques continuos de los agentes patógenos, del efecto perjudicial creciente de las sustancias contaminantes del medio ambiente, la agresión constante de los detritus metabólicos, la mala alimentación, etc.
Las enzimas son indispensables para los mecanismos de defensa del sistema inmunitario y para los mecanismos naturales de autocuración.
Las enzimas posibilitan la defensa inespecífica a través de la activación de los macrófagos, como su nombre indica, los macrófagos son fagocitos de gran tamaño que se caracterizan por su capacidad especial de reconocer en el organismo una presencia extraña, nociva, y, rodearla para destruirla posteriormente, todo ello con la ayuda de las enzimas especiales.
Todas las enzimas cumplen distintas funciones. Unas atacan a los agentes patógenos, otras, a las células cancerosas, las hay que producen anticuerpos específicos que se fijan a las bacterias, también degradan sustancias químicas nocivas para que puedan ser destruidas por los mecanismos de defensa.
CUANDO EL ORGANISMO PROVOCA SU PROPIA ENFERMEDAD
Nada es perfecto, incluso la naturaleza comete fallos. Cuando esto ocurre en el sistema inmunitario se afectan sus propias células u órganos y se perturba el organismo. Esto sucede cuando después de una infección ciertas células del organismo experimentan una degeneración.
Aún no se sabe con exactitud cómo tiene lugar este proceso; en cualquier caso se producen anticuerpos contra estas sustancias (células degeneradas por la infección), “sustancias extrañas-antígenos” que forman un inmunocomplejo; este inmunocomplejo se adhiere a las células degeneradas desencadenando una reacción inflamatoria que destruye a la vez el inmunocomplejo adherido a las células, dando lugar a la formación de nuevos inmunocomplejos instaurándose así un círculo vicioso.
En estos casos tienen gran importancia la administración de enzimas ya que estas evitan la formación de nuevos inmunocomplejos al tiempo que destruyen los ya existentes.
ENZIMAS E INFLAMACIONES
Hay que reforzar el organismo en lugar de combatir los síntomas, aunque si se complementa mucho mejor. Combatir los síntomas y reforzar el organismo.
Parece que existe un error difícil de eliminar. Muchas personas creen que la inflamación es nociva. Pero es un concepto erróneo, lo cierto es que la inflamación constituye un medio muy importante a disposición del sistema inmunitario, y es oponerse a la proliferación de bacterias, virus y otras sustancias tóxicas. ¿cómo lo hace?: a través del aumento de la temperatura que provoca esa inflamación y de un aporte adecuado de enzimas proteolíticas que degraden esos virus, bacterias y tejidos lesionados. Para que este fenómeno tenga éxito, se requiere un aporte adecuado de dichas “enzimas proteolíticas”, más de las que puede generar un organismo envejecido o debilitado, ya que estas enzimas proteolíticas ayudan al organismo a defenderse, de las agresiones exógenas o endógenas degradando el producto resultante de las reacciones inflamatorias para que los macrófagos las consideren células extrañas y las fogociten quedando libre de estas proteínas; producto resultante de la inflamación.
Un ejemplo de ello lo vemos en lRA (insuficiencia renal aguda), la cual se produce entre otras causas por gomerulonefritis debido a una reacción inmunitaria anormal que lesiona los glomérulos. Alrededor del 95% de los pacientes con glomerulonefritis se produce de 1 a 3 semanas después de una infección en otro lugar del cuerpo generalmente provocada por determinados tipos de estrptococos betahemolíticos del grupo A; o sea, una amigdalitis estreptocócica, faringitis estreptocócica, dermatitis estafilococíca e incluso hasta una urticaria de la piel.
No es la primera infección la que provoca la infección renal, sino el desarrollo en las semanas siguientes de anticuerpos frente a los antígenos estreptocócicos que por causa de la reacción forman complejos inmunitarios insolubles que quedan atrapados en los glomérulos, sobre todo en la membrana basal. Cuando el inmnocomplejo se ha depositado en los glomérulos, muchas de las células de estos comienzan a proliferar en especial las de la estirpe epitelial y mesengial provocando que surgan otros nuevos inmunocomplejos creándose así una reacción en cadena que puede dar lugar a una insuficiencia renal irreversible. Para evitar este problema es necesario un aporte de enzimas proteolíticas que destruyan los inmunocomplejos, y, así evitar una reacción inflamatoria en cadena que pueda lesionar el riñón.
¿Dónde se encuentran estas enzimas?, en la piña, la papaya, los cítricos como el limón, naranjas, aguacates, frutos secos, etc.